Por Raúl Prideich
Tipo de comida. Tamales
Los tamales constituyen parte de la dieta diaria del mexicano, son parte del imprescindible TTT (Torta, tamal y tacos), ¿quién en su vida no ha comido tamales?, nadie, absolutamente nadie se ha mantenido exento de por lo menos una vez en su vida haberse echado un buen tamal, ya sea solo o una guajolota (Tamal en torta); por lo mismo por toda la ciudad de Puebla podemos encontrar tamales, ya sea en un local establecido (los menos) o en el clásico triciclo de “tamales calientitos, tamales jarochos, de dulce, rajas, mole y salsa verde”, con el sonsonete inconfundible de la grabación ya muy, pero muy, muy famosa de los tamaleros.
Como es lógico pensar, la gran mayoría de las tamalerías son negocios no establecidos, que se ponen en las banquetas o camellones de nuestras ciudades, y es el caso de estos de los que les platicare. Esta amiga se pone justo en la salida/entrada del estacionamiento de Plaza San Pedro, enfrente de la sucursal Bancomer de dicha plaza, ubicada en el Boulevard Norte, esquina con 15 de mayo, por la colonia Valle Dorado.
Soy cliente frecuente del lugar ya que me queda a tan solo una cuadra de mi trabajo, y si los reseño en esta página es porque los tamales de hoja de plátano, mejor conocidos por algunos como jarochos y por otros como oaxaqueños, son realmente buenos, bonitos y baratos, solo cuestan $10 y en torta (como ya quedamos esta combinación es la guajolota), cuesta $12, son estos tamales oaxaqueños o jarochos (no se en que estribe la diferencia), los que a mí más me gustan por ese buen sabor que les da la salsita roja que usan, su abundante pollo y muy buen tamaño, pero para los que prefieren otro tipo de tamal, también tienen los verdes, rajas, moles y de dulce, todos muy sabrosos, salvo los últimos, los de dulce no me gustan mucho, siempre los siento muy secos y algo insípidos, pero bueno nada en la vida es perfecto.
La señora que atiende siempre es muy amable, se preocupa por darte un servicio rápido y procura tener siempre todo en orden, tal vez su talón de Aquiles sea el cambio, a cada rato te pide que le des exacto o se va a cambiar tu billete (así sea de $20) y claro uno en ocasiones tiene prisa, pero en fin, que se le hace todo sea por un buen tamal.
A estos tamales le agregamos en el menú el tradicional arroz y el champurrado, y es éste último el que siempre pido, les queda muy rico, sobre todo que no es tan espeso como lo suele ser y eso a mí me agrada.
Ya saben amigos, cuando tengan hambre y estén por Plaza San Pedro, pasen a comer su tamal con esta señora (muy pocas veces esta un joven), no se van a arrepentir.
Conclusión: Me gustan, y díganme ¿quién no prefiere romper la dieta con un buen tamal?, es que si les vamos a dar un 8.35 (Buenos), regreso, me canso que si regreso.
Notas adicionales.- Llega desde las 8 de la mañana y se va como a eso de las 11:30, porque hay que darle paso a otros vendedores ambulantes, obvio es fácil de llegar y muy probable que algún día estés por aquellos lares en horario de tamal, procura llevar cambio.